Donatella Versace, la mujer que inventó una manera de comunicar moda, abandona la dirección creativa de la firma
Fue musa e ideóloga en la sombra de la marca de su hermano, la heredó de forma abrupta tras su asesinato y la mantuvo muy viva durante casi treinta años gracias a su poder e influencia mediáticos


“Espero haberos hecho sentir a todos orgullosos”, escribe Donatella Versace en un post de Instagram en el que repasa en imágenes toda su vida: sus fotos con hermano Gianni, del que fue musa e ideóloga en la sombra, fotos de Lady Gaga vestida como ella para una campaña, desfiles virales y hasta su dibujo animado en Los Simpson. Donatella anunciaba hoy que dejaba las labores creativas en Versace tras convertirse en la directora creativa abruptamente, con la muerte de su hermano en 1997. Desde luego, su evolución en estas tres décadas es para sentirse más que orgulloso.
Cuando tomó las riendas de la casa (pese a que la empresa pertenecía mayoritariamente a su hija Allegra, según la voluntad de Gianni), Donatella era una de las pocas mujeres dedicadas al diseño de una gran marca. Estaban Prada, Rei Kawakubo o Jil Sander, pero en aquella época Versace estaba en lo más alto: desde mediados de los ochenta y, sobre todo, a principios de los noventa, el diseñador calabrés había roto deliberadamente con todos los prejuicios que rodeaban a este negocio. Había convertido los desfiles casi en conciertos de rock, había vestido a múltiples celebridades, encumbrado a las súpermodelos y, sobre todo, había diseñado prendas maximalistas y excesivas, inspiradas en el barroco, en el bondage o en el mismísimo Andy Warhol. Donatella era famosa gracias a su hermano. Era su musa desde que nació (de hecho, su larga melena rubia se debe a la obsesión de Gianni por la cantante Patty Pravo), la amiga del círculo de celebridad, de Madonna a Elton John, que rodeaba a la marca y la inspiradora de muchos de sus audaces diseños. Pero ella ha declarado en muchas ocasiones que no se sentía capaz “Sentía que todo el mundo me miraba y que pensaban que no era capaz de hacerlo, yo tampoco lo pensaba, porque mi hermano era el rey”, contaba en una entrevista con The Guardian.
Pero lo hizo. Fue consciente de que su mayor fortaleza a nivel mediático era su propia imagen, y se dejó retratar por los principales fotógrafos, vistió a las protagonistas de sus campañas como ella y hasta hizo cameos en otras marcas: como cuando protagonizó la campaña de Givenchy junto a su entonces director creativo, Riccardo Tisci o, más recientemente, cuando realizó una colaboración con su amigo Kim Jones en Fendi llamada Fendace. “Uno de los momentos favoritos en mi carrera fue ver a Lady Gaga subida a un caballo blanco en los American Music Awards”, confesaba en una entrevista en El País Semanal. La cantante iba vestida como ella.
Si algo ha sabido hacer Donatella es tener olfato para la viralidad, tanto o más que su hermano. Suyo fue aquel vestido con escote hasta el ombligo que lució Jennifer Lopez los Grammyy que, cuenta la leyenda, inspiró la creación de Google Imágenes en el año 2000. JLO se subió a abrir su desfile de primera verano de 2022 con el mismo vestido. “Recuerdo perfectamente el momento en el que Gianni me dijo: ‘Tenemos que vestir a las estrellas porque ellas luego confiarán en nosotros’. No había nadie haciéndolo, solo él”, contaba en El País Semanal. Cuando ella tomó las riendas, ya había muchas marcas haciéndolo, pero Donatella supo hacerlo mejor que nadie: supo reunir a las supermodelos de los noventa con vestidos dorados hechos del famoso orotón en 2018, o la que metió a Bella y Gigi Hadid en una especie de laberinto llevando estampados grecorromanos en 2021. Todo lo que hace Donatella a nivel creativo parte de colecciones de su hermano, que ella actualiza al presente, pero es su forma de comunicar la que ha mantenido a la marca con vida.
Por eso, y aunque se retirará de las labores de diseño y gestión, seguirá en la firma como su embajadora global. Solo puede ser ella. Porque, en los últimos tiempos, Versace tenía una imagen mucho más potente que su facturación. En 2017, el conglomerado Capri Holdings (dueño hoy de Michael Kors y Jimmy Choo), compró la marca para expandirla globalmente. En diciembre, y en vista de que estos años apenas ha superado la cifra impuesta, el billón de dólares anual, la ha puesto en venta. El propio holding pasa por un momento complicado con la caída de las ventas en el sector del lujo, y pretende fusionarse con otro grupo empresarial, Tapestry, dueño entre otros de Coach, para que sus firmas sobrevivan.
Desde la puesta en venta de Versace, los rumores de que el grupo Prada sería su nuevo dueño han cobrado fuerza, aunque aún no hay confirmación oficial. El nuevo director creativo de Versace, el primero fuera de la familia, es Dario Vitale, que en los últimos dos años ha ejercido como director de diseño e imagen de Miu Miu, la línea joven de Prada y ha obrado un milagro: duplicar sus ventas en 2023 y 2024, cuando todas las grandes marcas o bien han sufrido pérdidas o han ralentizado su crecimiento. De ser cierto que Prada es la nueva dueña de Versace, todo quedaría en casa, también Donatella, que a sus 69 años (cincuenta dedicados a la moda y casi treinta como líder de una marca global) da un paso atrás en sus labores pero no en la defensa del legado de su hermano y, sobre todo, del suyo propio. La invitación a su último desfile, celebrado el pasado febrero, estaba firmada por ella de su puño y letra y cada autógrafo numerado.